Hola, ¿han leído lo de hoy en La Tercera sobre ciberresiliencia? Es interesante cómo lo abordan desde distintas emociones y perspectivas. Es como admitir que, por más que nos esforcemos en mejorar nuestra ciberseguridad, siempre habrá algo que se nos escapa. Puede que nunca alcancemos la perfección, pero ¿no es eso parte de la aventura? Es una mezcla de humildad y pragmatismo, sabiendo que siempre estaremos un paso detrás de lo desconocido, esperando ese parche de seguridad que aún no existe.
Lo que realmente me llamó la atención del artículo es la importancia de la resiliencia, de ser capaces de levantarnos después de caer. A menudo, se pasa por alto cómo diferenciamos entre los aspectos de seguridad y la continuidad operativa. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Estamos organizando bien nuestros recursos? ¿Nuestra preparación es adecuada para enfrentar un reinicio en caso de emergencia? ¿Estamos atentos a las amenazas que podrían impactarnos desde cualquier dirección? ¿Todo el equipo está preparado para reaccionar adecuadamente ante posibles incidentes?
Y aquí va algo más para masticar:
- En medio de la seriedad del tema, ¿cómo podemos hacer que la ciberresiliencia sea un tema de conversación cotidiana, algo de lo que todos en la empresa puedan hablar y entender?
- ¿Qué tal si organizamos una especie de “simulacro de ciberataque”? Algo así como los simulacros de incendio, pero para nuestros sistemas digitales. Sería una forma interesante de ver cómo reaccionamos bajo presión y cómo podríamos mejorar.
Expandir la conversación sobre ciberresiliencia más allá de los círculos técnicos y hacerla parte de la cultura general de la empresa podría ser clave para fortalecernos contra las amenazas futuras. La idea es crear un ambiente donde todos se sientan involucrados y responsables de la seguridad digital, haciéndolo tan natural como bloquear la puerta al salir.
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